miércoles, 27 de agosto de 2014

Ganas

Ganas de recorrer tus venas como una burbuja nadando en tu sangre cansada, de buscarte en tus rincones más ocultos, más líquidos, menos luminosos, de intentar encontrarte entre humo, alcohol, desvarío y voces rotas, detrás de puertas semicerradas, o semiabiertas, desconocidas para mí... Quizás allí todo es posible, quizás allí está el punto donde nuestras paralelas se juntan, quizás allí el infinito se rompe para dejarse acariciar y hacerse al fin más humano.

(Foto: hoja y venas)

domingo, 24 de agosto de 2014

Sed

Dos horas subiendo por senderos rumbo al collado de la Peña Rubia, calor sofocante aunque ya estamos casi en octubre. Jadeo y sudor. Sed.

Una mochila con equipaje escueto: frutos secos, unos prismáticos (nunca se sabe qué aves pueden aparecerse entre las peñas), y una botellica de agua. Agua… hay que racionarla, apenas un chupito cada media hora para humedecer los labios, aquí no hay manantiales. Una duda rasgando los recodos desgastados de mi mente ¿Seguir hacia arriba? ¿Dar media vuelta y volver a la sombra de ese pino donde me espera García Hortelano y una cervecica fresca? La decisión siempre es la misma: subir un poquico más, hasta la loma que se dibuja allá arribotas.

Y de repente… esto

¡Un chorrico de agua!, brotando de las entrañas de esta sierra reseca, casi un milagro. Me lanzo como un poseso, me acucuno y, más que beberla, la muerdo, la mastico como si fuera el último trago de mi vida. Saciado, me siento a su vera ¿una hora?, me gusta oír su canto, el único en este paraje solitario, aparte de las alegres charlas de un bando de mitos que he visto hace un rato revoloteando de pino en pino. Luego prosigo mi camino, refrescado por dentro y por fuera. Y a medida que el sol va pintando otra vez de sudor mi cuerpo, voy pensando que si en estas sierras hubiera mil chorricos como éste, sus ramblas serían ríos y mi querida y sedienta tierra no tendría casi que mendigar agua a quienes les sobra.


(Foto: la fuente de la teja, cerca de la cueva de la Barquilla)

jueves, 21 de agosto de 2014

Arena

La arena grano a grano se desliza entre mis dedos, tiempo fugitivo que no quiere adormecerse en mi mano. Pero puedo regarla con mis lágrimas y convertirla en barro húmedo que se retenga y se deje modelar, acariciar, sólo durante unos instantes hasta que el reloj seco de tu mirada lo convierta de nuevo en arena que se me escapa con calma, sin ruido, libre.

(Foto: huellas de animal inidentificado en una playa de la Guajira colombiana)

lunes, 18 de agosto de 2014

Rebelde

...el que hace girar sus aspas orientándolas en una dirección en la que el viento no sopla, el que nada a contracorriente, el que siempre prefiere el sendero incierto a la autovía segura, el que es cabra roja solitaria en un rebaño de ovejas blancas, el que rima versos a contrarrima, el que cambia la corbata y el adosado en la sierra por un cuento y la poesía de una mínima corrala en lavapiés, el que va de zumbao por la vida por no seguir las normas establecidas... Siempre enciendes mi sonrisa y mi admiración.

(Foto: campo eólico cerca de Pozo Cañada)

jueves, 14 de agosto de 2014

1,2,3,1,2,3

..vergen en caminos, en trochas, en senderos ya recorridos, a veces con tintas de otros colores que los hacen parecer diferentes, undostrés, undostrés, nuevos, azules, verdes, amarillos, pero son los mismos, nada se reinventa, la vida es cíclica, viene y va, va y viene, se repite, empieza donde sigue, continúa donde termina, gira en torno a un centro como un vals, tiovivo de parribas y pabajos y paisajes repetidos, undostrés, undostrés, una espiral de cinco, seis, siete líneas que se reescriben constantemente y que parecen dibujar nuevos caminos, nuevas trochas, nuevos senderos que con...

(Foto: planta fractal)

lunes, 11 de agosto de 2014

La ventana

Curiosa formación producida por el viento en lo alto del monte El Puntal de la Ventana. Yo lo veo como el ojo pétreo de un cocodrilo que vigila el perfil de mamut dormido del Cerro Gordo.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Guardería

Larvas de hormiga bajo arqueta de riego. Tuve que esperar media hora a que las adultas las pusieran a resguardo, para poder abrir el grifo sin destruir tanta belleza. Y es que una vida, por pequeña que sea, es una vida. 

sábado, 2 de agosto de 2014

Llueve

Las hojas de los árboles se han vuelto más verdes, el mar más oscuro. Las olas miran al cielo y escriben tu nombre sin nombre con el lápiz arcoiris que se cuela entre las nubes. Tu nombre, que sólo los árboles y las olas pueden leer, que sólo ellos conocen, que sólo ellos pueden escribir antes de que las letras de colores se desvanezcan en gotas de lluvia gris regresando a la nada. 

(Foto: arco iris mediterráneo)