sábado, 15 de diciembre de 2012

Felicidades anticipadas

Esta es mi última entrada de este año. Me despido anticipadamente hasta 2013, la navidad para mí perdió su sentido cuando me divorcié. La simbología se partió. Desde entonces huyo de estos días, procuro cerrar el kiosco y refugiarme en mi cueva imaginada. O en la real. No escribo, ea. 

Días de balance. El año 2012 ha sido muy positivo en general para mí; ha habido ilusión, pasión, complicidad y sonrisas, producidas por personas y personillas como Mateo que han surgido en mi vida llenándola de luz. Bueno, rebosándola de luz, que mi vida siempre fue luminosa, como los cielos que me vieron crecer allá en Tánger. También ha habido tristezas. La más dolorosa, la muerte de Ángeles, madre de mis dos hijos, que me ha dejado un vacío que no intuía que se pudiera producir después de tantos años viviendo separados. Y otras que no cuento. Alguna avería causada por mi excesivo amor a la naturaleza, con sus rocas traicioneras que se desprenden cuando no deben, o a la bicicleta, empeñada en tirarte por las orejas. Nada que no se haya resuelto con unas semanas de incómoda quietud, de pata tiesa, y con la esperanza de seguir haciendo lo que me gusta mientras me aguanten los huesos como canta Fito Cabrales -vídeo adjunto, me encanta este tipo, sus canciones, sus letras, su guitarra- y pese a las advertencias de los agoreros. 

La luna era una farola y a ella me abracé borracho, y acabé buscando versos en el fondo de mi vaso;
todo lo que no aprendí nunca se me ha olvidado, no he perdido la razón y tampoco la he encontrado;
sé que no puedo dormir porque siempre estoy soñando.

Hala, ya me he confesado. Espero que la penitencia sea facilita, que ya no recuerdo ninguna oración o rezo.

Os envío un abrazo, o un beso, o un beso y un abrazo a todos los que habéis ido apareciendo durante 2012 por esta cueva, dejado o no vuestros comentarios. Soy un humilde escribiente, pero mentiría si dijera que escribo para que no me lean. Gracias a todos. Espero seguiros en vuestros blogs el año que viene, o donde sea, y os deseo lo mejor, no porque hay que desear lo mejor en estas fechas de borreguitos, campanitas y turrón, sino porque os deseo lo mejor sin más. 

Para todos, a modo de tarjeta de felicitación navideña, la foto de la Mayrena otoñal, ahí arriba, tomada desde el monte. El verde de los pinos carrascos, el amarillo de los albaricoqueros y los chopos, el pardo de la tierra, el blanco del humo de la quema de los rastrojos componen un cuadro vivo, vegetal y mineral, que varía según la época del año ¿Es bonica o no es bonica mi Mayrena? Me tienes enamorao, niña.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El pozo

Ella estaba loca por él. Desde que lo conoció, su mundo vapuleado volvió a teñirse de azul, el color del deseo, de la ilusión. Él era su nuevo impulso, su sonrisa, su pensamiento constante, su motivo. Él decía que también estaba loco por ella, que era todo lo que necesitaba, que por fin había encontrado lo que tanto buscó en su vida. Decía. 

Un lunes, él la llamó y le dijo: 

–Me he enamorado de otra mujer, perdidamente, se lo he dicho y me ha contestado que no siente lo mismo por mí, que no tengo ninguna esperanza, que la olvide. Estoy desesperado, ando hundido, roto, metido en un pozo del que no sé salir. Ayúdame, por favor, tiéndeme tu mano y tira de mí. 

Ella sintió que se le desgajaba el alma, los azules se tiñeron de ocre, la ilusión se derrumbó, los senderos se esfumaron en una bruma gris. Se acercó al borde del pozo y empezó a tejer una escalera hecha con peldaños de cariño, de ternura, de lugares compartidos, de caricias, de comprensión, de generosidad. De amor. Él fue subiendo esa escalera, peldaño a peldaño, lentamente, impulsado por las palabras que le llegaban desde lo alto. Cuando llegó arriba, se abrazó a ella, le dio las gracias, le dijo te quiero y se alejó, tenía que hacer no sé qué. 

Ella quedó sola al borde del pozo. Se asomó y vio su rostro reflejado en el agua oscura del fondo. Un rostro que la miraba con un ojo de complacencia y el otro de rechazo, eres idiota. Dio un paso adelante... y se fundió con esa imagen que se deshizo en cien ondas rebotadas, en ecos mudos sin respuestas.

No pide a nadie que la saque de allí, nunca lo ha hecho, no sabe pedir favores. No es orgullo, es humildad. Sola, como siempre, va tejiendo su propia cuerda, cogiendo el esparto de las laderas quemadas de su alma, fibra a fibra, imagen a imagen, recuerdo a recuerdo. Sabe que un día la cuerda tendrá la longitud suficiente y ella trepará, como lo ha hecho tantas veces, hasta encontrar de nuevo la brisa y el azul que tanto necesita. Más fuerte, más ella cada vez. 

(Fotos: pozo en Retamalejo, pueblo abandonado en la Región de Murcia)

lunes, 10 de diciembre de 2012

La línea roja

Luego, como el fuego venía, huyó. Antes no pensaba moverse, la línea roja aún estaba lejana, apenas era una cinta anaranjada en el horizonte sin horizontes de la noche. Pero la línea se acercaba, tenaz, silenciosa al principio. Cuando empezó a oír el crepitar de las aliagas antes de convertirse en ceniza y los gritos de los caracoles chamuscados, huyó, ha quedado escrito. Huyó lentamente al principio, corriendo después sobre tojos, piedras y escarabajos, empujado por el calor y el sonido cada vez más intensos, cada vez más cercanos. Y además estaba el olor. Llegó al borde del acantilado, miró. Primero hacia atrás, el fuego. Luego miró hacia abajo, el agua. Vio entre las espumas nocturnas unos peces brillantes que lo observaban y reían, burlones. La línea roja trepaba ya por sus piernas desnudas y se quedó quieto, nadie le había enseñado a nadar.

(Foto: puesta de sol frente a las Islas Eolias)

lunes, 3 de diciembre de 2012

Alatón

El alatón es el fruto del alatonero y ahora está en sazón. Poca sazón, pues el pequeño fruto consiste en un hueso que lo ocupa casi todo, rodeado de escasa pulpa y pellejo. Su sabor es dulce, me recuerda al del dátil, aunque para apreciarlo tienes que pegarte una “jartá” de alatones, tan chico es el fruto. Para mí el alatonero siempre ha sido uno de los árboles-símbolo de Mayrena-Caravaca, pues desde zagalico empecé a chupar sus frutos y a expulsar los huesos soplándolos por un “canute” que fabricábamos con una caña, apuntando a un bote, botella, o mosca si la hubiera a tiro. 

El hueso del alatón siempre me fascinó, lanzado o no a través del “canute”. Me recordaba y me recuerda por sus relieves a un miniplaneta con sus minimontañas, sus minirríos, sus minivalles, sus minimares, sus minimeridianos. Quizás lo sea, y lo que comemos es su dulce y delgada miniatmósfera, pero no creo. 
Mi padre escribió unos versos dedicados a este árbol y su diminuto fruto:

“Árbol modesto, sencillo, con fruto de escaso peso 
que a través de un canutillo es el arma de un chiquillo 
que por ti trepa travieso. Su ilusión de guerra es vana 
cuando lanza un alatón a modo de munición 
por su caña-cerbatana. 
Pero no es el alatón para el mundo pajarero 
un fruto de tentación pues, aunque fuese glotón, 
no cabe por su agujero un fruto sin digestión” 

Tenía razón mi padre. Pocos colorines, chamaretas, merlas, tordos, pardillos he visto sobre el alatonero a pesar de lo sabroso de su fruto. Poco culo para tanto hueso, cuestión de calibre. Por eso tiene que esperar el alatonero a que llegue yo, zagal eterno e impenitente, haciendo acopio de alatones en mis bolsillos para lanzarlos luego a través del “canute” tras saborear su breve chicha. De nada, alatonero, cada cual disemina como puede. 

El nombre de “alatonero” es el que le damos al árbol en Murcia y por aquí. En Cataluña lo denominan “lledoner” y en Paradela de Coles, “lodoeiro”. Por todos sitios, "almez". Su nombre científico, mucho más aburrido, Celtis australis. 

(Fotos, ambas de Mayrena, por supuesto: 1, alatón a finales de septiembre, aún no maduro. 2, hoja del alatonero, alatón maduro y hueso “lanzable” con forma de minimundo ¿o no?)

sábado, 1 de diciembre de 2012

Promesas

El 21 de enero de 2012 publiqué un dibujo que titulé “El relevo”. Hoy me plagio a mí mismo y lo vuelvo a traer al blog. El anuncio hecho ayer de la no compensación a los pensionistas del desfase producido por el diferencial del IPC es la penúltima de las promesas incumplidas entre las que nos fueron hechas hace un año entre fanfarrias y cohetería. Y yo me pregunto: si los políticos españoles son tan poco imaginativos, tan impersonales, tan mediocres, tan torpes, tan poco capaces, tan ineficaces, tan dependientes como para que todas sus decisiones consistan en obedecer sí bwana todo lo que les viene impuesto o sugerido desde Bruselas, ¿por qué no se van?, ¿para qué los necesitamos? Mejor sería ahorrarnos lo que nos cuestan y dejar que nos gobiernen directamente Merkel y sus secuaces, sin tanto intermediario inútil. Pero no se irán, no, llevan la poltrona bien pegada al culo, como sus promesas.